En un artículo recientemente aparecido, con motivo de conmemorarse el
11 de Septiembre de 1973 el empresario chileno (Daniel Platovsky) se refiere a su cambio interior. Creo que en alguna medida su experiencia se acerca lo que
tratan de explicar algunos hombres sabios cuando se refieren a lo positivo de
la transformación espiritual o cambio interior.
Un cambio que posibilita que la persona pueda superar el dolor, el
trauma y luego estar en condiciones de perdonar y olvidar la ofensa recibida.
Según Daniel Platovsky para él, fue un cambio, profundo, que duró mucho
tiempo en manifestarse.
Comprendo muy bien, que para la mayoría de las personas que vivieron el
golpe del '73 , ya sea de izquierda, centro o derecha, no hayan podido o
tenido, la suerte de hacer es "cambio identitario profundo".
Pero es cambio de perspectiva, es como una "revolución" y
requiere trabajo, valor, perseverancia. Ese cambio requiere tiempo.
Por eso, es normal que la mayoría de las personas no pueden hacer este
tipo de transformaciones de un momento a otro.
A veces hay experiencias límites como perdidas personales, accidentes,
catástrofes inesperadas pueden tener un enorme impacto transformador. Sin
embargo, ese cambio profundo, normalmente se produce a través de muchos años de
vida y experiencia acumulada.
En mi caso personal puedo decir que ha demorado décadas y ha
significado un profundo cambio en mi mirada del mundo. Hoy veo una parte
importante de mi vida en el extranjero, como un viaje de sanación. Un proceso
lento, pero que ha tenido consecuencias muy positivas para mi mirada de mi mismo
y de todo "el mundo de las formas" que me rodean.
En alguna medida, la distancia de mi país y el pasar de los años me ha
permitido mirar con más aceptación todo lo triste y lo doloroso de lo ocurrido
en Chile durante el Golpe de Estado y posteriormente durante el Régimen
Militar.
Hoy por ejemplo estoy convencido que uno de los aspectos que nos tiene
de muchos modos - negativamente - "anclados" y "frenados"
como sociedad, tiene que ver con nuestra incapacidad de superar parte de
nuestro pasado.
El doloroso pasado del golpe del 73.
Yo sigo pensando que el Golpe de Estado,
rompió algo muy valioso en (y de) todos nosotros.
Rompió el espejo de nuestra propia identidad, nuestra cultura, nuestra
historia y de paso afectó, profundamente, hasta el día de hoy, nuestro presente
y por-venir.
Al romperse este espejo, se rompió no solamente el aspecto exterior de
nuestra realidad, sino también una parte importante de nuestro interior.
Nuestra imagen del "Yo" y el "Nosotros" se fragmento en
pedazos.
El espejo está roto. Hemos sentido un
dolor y no nos hemos podido curar.
Además, cuesta mucho ahora, poder volver a verse a sí mismo en este espejo
roto, porque nuestro país y nuestra identidad está fragmentada, distorsionada,
inconclusa.
Este espejo, al estar roto, nos dificulta a muchos de nosotros el poder
hacer ese "cambio profundo".
Eso supone un salto, un "giro" emocional y cognitivo, para
interpretar y sentir el dolor y tener compasión, empatía y aceptación por el
punto de vista del "otro".
Para eso, hay que mirar el cuadro en su conjunto, más allá de lo que
reflejan los pedazos. Hay que mirar la totalidad de lo que pasó.
Pero para mirar, para observar esa totalidad, no bastan ya los ojos! Ni
el recuerdo! Dirigidos por el Ego. Esa totalidad, no se ve con la vista
contaminada por el ego.
Esa parte de nuestra historia no se mira,
ni con la cabeza ni con los ojos. Hay que mirarla con el corazón!
Con lo espiritual y lo sagrado que hay en
cada uno de nosotros.
"Pinochetistas", o "Allendistas",
"Upelientos" o "Momios" al fin y al cabo estamos todos
embarcados en el mismo Barco. Y por la misma razón en diversas corrientes
místicas y espirituales se dice:
No es casual que tú y yo, todos nosotros
estemos aquí.
Todo esta conectado, todos somos partes de
una misma unidad.
La vida es un milagro. Una oportunidad para crecer y transformarse,
para "revolucionarse" a sí mismo.
Por esta razón encuentro muy importante y valiente que Daniel Platovsky
hable de la idea de "perdonar", aceptar y comprender "el dolor
del otro", aceptar y comprender "la culpa".
Y aunque no lo menciona directamente, en gran medida él sabe que para
llegar a ese cambio interior, a esa capacidad de perdonar, se requiere también
la capacidad, la disposición de "olvidar" parte del dolor y la ofensa
recibida.
"El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la
ofensa divide a los amigos" (17:9)
Se dice en un viejo y sabio proverbio.
Pero al Ego le cuesta mucho perdonar! Y
por eso seguimos divididos.
Perdonar la ofensa del otro, la agresión, la violencia que se ha infringido
a nuestros bienes materiales, o a nuestra propia vida, requiere mucho trabajo
en uno mismo y mucha introspección personal.
De eso es de lo que está hablando aquí
Platovsky.
Tenemos que aprender a perdonar al "enemigo", porque en
realidad él no está afuera, está adentro en nosotros mismos.
Otro mensaje de sabiduría:
"Más bien, sean bondadosos y compasivos
unos con otros, y perdónense mutuamente" (4:32)
Y eso es justamente lo que nos falta en Chile. Perdonarnos mutuamente
Porque lo que pasó durante todos los años la Unidad Popular, luego
durante los días del Golpe de Estado (1973-1975) y posteriormente durante todos
los años del Régimen Militar fue y (sigue siendo) una etapa emocionalmente muy
traumática para muchos. Ellos y nosotros. De los uno y los otros.
No hemos logrado "curar el trauma" ni tampoco hemos logrado
crear las bases para un "perdón y un olvido"`que sea política y
jurídicamente justo. Tampoco hemos logrado un "perdón y un olvido"
que sea espiritual y psicológicamente sano para todos nosotros.
Yo creo que existe una posibilidad y existe una necesidad que es
jurídica, política, psicológica y espiritual que nos permita y nos posibilite
el perdonar y el olvidar el dolor.
Yo no sé si en Chile, a veces, la gente se preguntará cómo y por qué sociedades que se han confrontado violenta y brutalmente las unas a las otras, en
distintas etapas de la historia (Francia, Inglaterra, Alemania, Rusia, Polonia,
Holanda, etc. ) a veces levantan un discurso claro y categórico para no olvidar - una
parte del pasado - pero al mismo tiempo, defienden la necesidad de
"olvidar y perdonar" también parte de ese mismo pasado.
Es una paradoja: Perdonar y olvidar! para
luego No Olvidar!.
Creo que en Chile, en esta tarea, ha fallado fundamentalmente la clase
política y el poder judicial, para posibilitar un perdón y un olvido de lo
ocurrido, en forma sana y productiva. También ha habido una falta por parte de
la élite Intelectual y moral de nuestro país. Esa élite, que ahora, está llena
de hombres "que brillan" y se quieren "ricos y famosos".
Pero de alguna medida hemos fallado todos,
pues Chile es una tarea de todos los chilenos.
Yo estudie Historia, tal vez por lo mismo, ahora estoy convencido que
hay superar el pasado e ir más allá de la Historia. Convertir el muro de
nuestro pasado en un peldaño y saltar sobre él. Vivir el presente y construir
el "porvenir".
Comenzar a escribir una nueva historia que se base en un reconocimiento
explicito de todos los actores involucrados en el Golpe de Estado (Izquierda,
Centro y Derecha) por aceptar el error histórico de haber roto el espejo.
Tenemos que aprender todos juntos a aceptar y comprender que el espejo,
ya no se puede reparar.
Ahora lo que queda es comenzar a
construir con lo que hay.
Con los enormes recursos materiales, morales, afectivos, económicos,
históricos que tiene nuestro país y su población.
Para eso, sin embargo, hay que superar el
pasado, aunque esto resulte doloroso y difícil.
Pero queda claro que después de 42 años del golpe de Estado, mucha
gente sigue resentida, dolida, dividida y que no será una tarea fácil de
lograr.
De hecho es tal el "anclaje" (emocional, cognitivo y de
comportamiento) de esta experiencia histórica, que hemos traspasado parte
importante de ese trauma y conflicto - no resuelto - a las nuevas generaciones.
El golpe de estado del '73 se ha transformado en un conflicto
intergeneracional y transgeneracional.
A veces cuando tengo la alegría de visitar Chile, no deja de afectarme
el ver a muchos jóvenes que están profundamente involucrados e identificados
con el pasado. Ellos, esos jóvenes tiene esperanzas y buenas motivaciones hacia
el futuro, pero están "anclados" política y emocionalmente a
experiencias políticas y emocionales que vivieron sus padres o abuelos.
Por eso a veces se repite la historia. Justamente porque las nuevas
generaciones "cargan" - psicológicamente hablando - con un peso que
no les pertenece.
"Cargan con muertos que no les
pertenecen".
La vida y el presente, tienen prioridad y
es ahí donde debemos enfocar la mirada.
No en el pasado, doloroso y destructor, sino
en el presente lleno de vida y belleza.
Si a veces es necesario mirar el dolor . A veces es necesario revivir
el trauma. Pero no para quedarse en él, sino que para salirse de él (Salir,
superar, el Pasado).
Convertir el muro del pasado en un peldaño y
saltar sobre él!
Es decir, superar los obstáculos que nos impiden avanzar para olvidar y
perdonar y de ese modo poner el foco y la energía en lo bueno que uno tiene en
el presente (La Vida) y en lo que podría llegar a ser y tener (El Futuro).
Creo que muchos jóvenes de mi país se han visto reflejados en el espejo
roto, produciendo en ellos también mucho dolor y confusión.
Por esta razón, creo que es tiempo de comenzar a pensar - seriamente -
en crear bases políticas, jurídicas, económicas, sociales y psicológicas, que
posibiliten que las nuevas generaciones de chilenos, tengan una mirada más
compasiva y reconciliadora con la historia reciente de nuestro país.
Chile no podrá enfrentar los desafíos del futuro si no lo hacemos
aceptando y respetando la diversidad
Me refiero en especial aceptando y respetando la diversidad de aquellas
personas que estaban con Allende o en contra de él, y de aquellas personas que
estaban con Pinochet o en contra él.
Creo que, poco a poco, es tiempo de aceptar que estas dos figuras
humanas - en un nivel físico - ya no están aquí, pero en otro nivel,
psicológico, si siguen aquí.
Si bien solamente podemos ver fragmentos de ellos en el espejo roto,
esos fragmentos son lo suficientemente grandes como para provocar división y
polarización en nuestro país.
Por eso debemos poner el foco en lo que
nos une y no en lo que nos separa.
Chile tiene problemas estructurales en la distribución de la riqueza,
la salud, la educación, la justicia, que debe superar pronto.
Además que nos encontramos en una "sociedad de riesgo global"
donde los cambios originados con la globalización y la transformación del mundo
a partir de la caída del muro de Berlín, están provocando problemas en todas
las regiones del mundo, las ricas y las pobres. El centro y la periferia.
Es decir, necesitaremos mucha fuerza, trabajo y claridad para enfrentar
los problemas y desafíos que se nos presentan a futuro.
Como por ejemplo el cambio climático, demográfico, tecnológico,
cultural, identitario y psicológico, que está afectando no solamente de la
sociedad chilena sino que de toda la sociedad mundial en su conjunto.
Yo vivo hace más de 10 años en Alemania y a pesar de que este es uno de
los países más ricos del planeta, veo los enormes problemas que enfrentan
Europa y Alemania en la actualidad.
Solo por hacer referencia al tema de los Refugiados y las Migraciones
en Europa, puedo decir que Alemania con todo lo rico y poderoso que es, no está
preparado para enfrentar este y otros problemas que se están manifestando, cada
vez más rápidamente.
Si un país enormemente rico y poderoso como Alemania está metido, ahora
mismo, en enormes problemas de envergadura, que demorarán décadas en encontrar
una solución positiva, imaginémonos las enormes dificultades y desafíos
económicos, políticos y sociales que un pequeño y alejado país como Chile,
tendrá que enfrentar en el mediano, largo plazo.
Hay crisis económicas, políticas, religiosas y de violencia en muchos
rincones del planeta, pero cada vez estamos más interconectados y mutuamente
dependientes. Hoy lo que está pasando hoy en China, Grecia, Siria o Alemania,
tendrá una enorme repercusión en nuestro país, en los próximos días.
Los conflictos regionales o locales, se
hacen globales, fluidos, supranacionales.
Por esta razón, ahora mismo, en el presente, y con una mirada hacia el
futuro, necesitamos todos los recursos y a todos los actores.
A los de arriba y a los de abajo, a los de
izquierda y a los de derecha, a los bonitos y a los feos.
Ojalá que en los próximos años del siglo XXI cuando las nuevas
generaciones de jóvenes chilenos se miren “en el espejo roto de nuestra
historia”, puedan ver allí todos los colores y las tendencias que de algún
modo fueron responsables de esta tragedia del '73. Pero que luego, esos mismos
jóvenes, puedan mirarse a sí mismos, en ese espejo, y reconocerse como una
unidad que esta basada en la diversidad.
Hay que crear hoy las bases de una unidad generacional, que ya no
cargue con el pasado.
Esa nueva generación de chilenos, los que son en la actualidad niños, tendrá
la responsabilidad, la oportunidad y la necesidad de crear un futuro mejor para
ellos mismos y para sus hijos.
A esas generaciones del futuro, nosotros ya no tendremos la suerte ni
el privilegio de ver.
A esas alturas nosotros ya no estaremos aquí. Estaremos allí, como una pequeña
pieza o fragmento de ese espejo. De ese viejo y eterno espejo.
Dresden, Alemania 11 Septiembre 2015
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