19.9.12

18 de Septiembre


Durante las vacaciones de Septiembre, cuando estudiaba en el Internado Nacional Barros Arana, tuve la oportunidad de visitar a algunos amigos y compañeros de estudios que eran de provincia. Una de las ventajas de estudiar en un internado en Santiago, era la posibilidad de conocer personas de todos los rincones de nuestro país.

De aquellos años, de infancia y juventud, me quedó gravada una imagen que vía a menudo en  localidades  como Graneros, Curepto, Illapel, Melipilla, La ligua, Iloca, Panguipulli, donde muchas personas solían limpiar y barrer las calles, pintar las rejas y las fachadas de sus casas, como una forma de prepararse para las festividades de fiestas patrias y esperar la llegada de la primavera que ya comenzaba a florecer.

No sé si esta sana tradición de Septiembre, seguirá existiendo en nuestro país, que ha sido inundado de modernidad, globalismo y individualismo y arribismo, pero a la distancia del tiempo y el espacio, y tal vez movido por un  recuerdo de infancia y adolescencia hoy “18” he decidido pintar parte de mi casa, como un ejercicio espiritual de limpieza y cambio interior y exterior. Como una forma de “renovarse” en el sentido más estricto, positivo y espiritual del concepto.


Por lo demás, todas las tradiciones antiguas hablan de la importancia de limpiar(se) por dentro y por fuera la casa. Dejando el pasado y aquello que ya no nos es de utilidad. Porque muchas veces las experiencias del pasado se convierten en un freno y en un obstáculo, que no deja fluir la energía de la vida y no nos permite apreciar y disfrutar el presente. Al punto que a veces, de tanto estar identificadas y “pegadas” al pasado, las personas terminan caminando y pensando “para atrás”.

Metafóricamente hablando, el limpiar la casa y sacudir el polvo que se ha acumulado, es un ejercicio individual y colectivo, muy importante para seguir avanzando en forma equilibrada en el presente, e ir haciendo camino al andar.

En este mismo contexto, leo un mensaje de un calendario que sugiere para la presente semana:



"Wie die Schlange ihre Haut abstreift, so müssen auch wir ständig viele Vorurteile aus der Vergangenheit ablegen"Traducido, en forma amplia, ese mensaje bien puede ser leído del siguiendo modo: "Así como la serpiente va dejando su piel en el camino, del mismo modo nosotros debemos ir dejando los (pre)juicios del pasado"

Desde otro rincón del planeta, que comienza a despedir la luz del Sol y se prepara para recibir el invierno, envió un saludo afectuoso a mis amigos y familiares que, al Sur del Mundo, comienzan  a dejar la sobra del invierno para ver la luz de Sol.  

Un abrazo afectuoso, para todos ustedes, desde un punto de la circunferencia y el círculo vital, que nos recuerda que luz y sombra, claro y oscuro,  arriba y abajo, son sólo momentos de un proceso, de un ciclo de renovación y de cambio que no se detiene jamás.

Que se expanda este impulso para limpiar y renovar nuestras casas, calles y jardines. Y para comenzar a limpiar el polvo acumulado sobre nuestras propias y viejas formas de sentir, pensar y actuar. Como un impuso positivo para que algún día, nuestro país pueda volver a disfrutar de sus propios logros, luces y sombras, en una forma más sana, de lo que ha sido la experiencia psico-social de las últimas décadas.

Sinceramente, Victor

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